martes, 24 de junio de 2008

CARTA ABIERTA A LOS CIUDADANOS DE BARCELONA

(y de todas partes del mundo donde eventualmente pueda ser útil esta información)
"Tanto a nivel individual como a nivel colectivo, vuestra libertad depende de vuestra habilidad de hablar de la verdad tal y como vosotros la percibís." (*)
Estimados habitantes de la provincia de Barcelona, una mexicana quiere contaros algo que está pasando en vuestra tierra en estos momentos, para que reflexionéis y, si os parece bien, os suméis a esta extraordinaria causa, ya que la unión hace la fuerza.
En noviembre del año pasado (2007) estuve en Barcelona por motivos laborales. Estando allí, Albert, un amigo catalán que ahora vive en Perú, me invitó a una reunión. Supuse que era una reunión con sus amigos, pero cuando llegué al bloque de pisos donde quedamos citados, me di cuenta de que nadie se conocía y había una vaga sensación de clandestinidad. Mi amigo fue invitado por un amigo suyo, Federico. Él tampoco sabía bien quien iría a la reunión ni de qué se trataría, pero estaba muy emocionado porque él suponía que nos reuniríamos con un grupo de personas que estaban practicando un nuevo sistema de autofinanciamiento que eventualmente podría revolucionar al mundo.
La idea sonaba tan romántica e ingenua como asistir a una manifestación del 68 o algo así. Muy del estilo de mi amigo, a quien siempre he admirado por seguir sus ideales y conseguir sus objetivos. Es naturópata, enemigo acérrimo del azúcar, ecologista de corazón. Se las ha ingeniado para adquirir unos terrenos en Perú donde planea construir una ecoaldea que eventualmente será fundada por 12 personas o familias que deseen explorar la forma de integrar el respeto a la naturaleza con los avances tecnológicos. O sea, vivir en medio de un entorno natural sin renunciar a las comodidades que hemos conquistado, más bien, haciendo que resulten autosustentables y respetuosas con el medio ambiente. Las normas generales de convivencia serán determinadas por los pobladores para regular mínimamente lo que se hará en común, lo que se deja al ámbito familiar e individual, etc.
La idea general y los terrenos ya están. Ahora se halla en al fase de encontrar a las doce personas o familias y conseguir el financiamiento necesario. Por eso su amigo Federico lo invitó a esta reunión que se llevó a cabo en las instalaciones de una escuela de Programación Neurolingüística situada en un bloque de pisos del centro de Barcelona.
En realidad había dos reuniones, una para avanzados y otra para novatos. Primero se hizo la de avanzados y gracias a ello sufrimos un impacto emocional indeleble que nos dejó la plena certeza de que esta romántica e ingenua idea podría funcionar para nosotros, pues ya estaba funcionando para otros. Sin entender nada, de pronto estábamos sentados en uno de los salones junto con un grupo de personas, la mayoría desconocidas entre sí, que comenzaron a entregarle fajos de euros a una chica joven visiblemente emocionada.Un amigo le ayudó a contarlos, eran ¡80 mil euros! Suficientes para montar la ecoaldea en Perú ya que el euro rinde muchísimo en cualquier país de Latinoamérica… pensábamos Albert y yo en silencio mientras la chica lloraba de emoción y recontaba el dinero que esos desconocidos le regalaron frente a nuestros incrédulos ojos.
Después nos pasaron a otro salón más grande para la reunión de los novatos, a la que llegaron varias personas más. Dos mujeres nos explicaron que ellas estaban a punto de recibir sus 80 mil euros para financiar sus respectivos proyectos.
Nos explicaron que la idea surgió de África, de un sistema comunitario de financiamiento llamado "tantinas", en donde las mujeres se apoyaban unas a otras ahorrando dinero y regalándoselo a una mujer distinta cada determinado tiempo para que tuviera un capital con el que comprar ganado o lo que necesitara como inversión para crearse un modo de subsistencia o para mejorar su nivel de vida. No eran préstamos, no había que endeudarse, no había que pagar los intereses, se trataba de regalos que esas mujeres recibían y empleaban sabiamente. Después, con sus propios ingresos, ellas iban ahorrando para que otra mujer pudiera recibir la misma clase de regalo y continuar la cadena de regalos.
Las catalanas explicaron que alguien en Suiza, había adaptado el sistema a Europa. Nos lo explicaron mediante el dibujo de una "célula". Tenía un círculo central azul, rodeado por una circunferencia verde dividida en dos mitades, que a su vez estaba rodeadas por otra circunferencia amarilla dividida en cuatro partes, que finalmente también estaba cubierta por una última circunferencia roja dividida en ocho parcelas.

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